La ausencia pública del senador Adán Augusto López Hernández ha generado una creciente ola de especulaciones, justo cuando estalla un escándalo que involucra a uno de sus principales colaboradores durante su gestión como gobernador de Tabasco: Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública estatal, señalado por presuntos vínculos con el crimen organizado y actualmente prófugo, con ficha roja emitida por la Interpol.

Desde que se dio a conocer que Bermúdez habría salido del país el pasado 26 de enero, y tras confirmarse que fue ubicado en Panamá, con tránsito por España y Brasil, Adán Augusto no ha tenido apariciones públicas ni se ha presentado a las sesiones del Senado. Su equipo ha guardado silencio o ha dado respuestas evasivas, limitándose a declarar que «anda por ahí», sin confirmar su paradero ni agenda oficial.
La situación ha generado inquietud dentro y fuera del Senado. Diversos legisladores de Morena han asegurado desconocer su ubicación, aunque se han apresurado a cerrar filas en su defensa, afirmando que no existe una investigación formal en su contra. Algunos incluso han señalado que las críticas hacia su figura responden a una estrategia de “golpeteo político”. Tal es el caso del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, quien minimizó el asunto. Por su parte, el vocero de los diputados morenistas, Arturo Ávila, aseguró que López Hernández está “muy tranquilo” y que en su momento aclarará todo lo relacionado con el nombramiento de Bermúdez.
El caso ha provocado fisuras al interior del partido, sobre todo por la cercanía de Bermúdez con el ahora senador, así como por la omisión —intencional o no— de los antecedentes que hoy pesan sobre el exjefe policiaco. La dirigencia de Morena analiza su expulsión del partido, mientras la Fiscalía General de la República continúa sin pronunciarse sobre una posible indagatoria contra Adán Augusto.
En tanto, la opinión pública sigue cuestionando la falta de transparencia y el silencio del exsecretario de Gobernación, especialmente al tratarse de un actor clave en la llamada Cuarta Transformación y aspirante presidencial en los procesos internos del pasado reciente. Su reaparición podría ocurrir hasta septiembre, con el inicio del próximo periodo legislativo, pero por ahora, su prolongada ausencia deja más preguntas que respuestas.
