El debut del primer robot humanoide con inteligencia artificial desarrollado en Rusia, bautizado como AIdol, se convirtió en un inesperado y aparatoso incidente que ha generado debate y polémica a nivel internacional.
Durante su presentación oficial el pasado 10 de noviembre en el Yarovit Hall Congress Center de Moscú, el androide sufrió una pérdida de equilibrio catastrófica, desplomándose sobre el escenario a escasos segundos de iniciar su demostración. El suceso, reportado inicialmente por Newsweek, puso en evidencia las notables dificultades técnicas que aún enfrenta el proyecto.
El video del percance, que rápidamente se viralizó en plataformas y foros tecnológicos, muestra al robot AIdol avanzando al compás del tema principal de la película Rocky, acompañado por dos asistentes. De forma abrupta, y ante la mirada atónita del público, el prototipo se desploma.
La reacción del equipo fue intentar cubrir al robot con una cortina negra, una maniobra que resultó torpe e ineficaz para ocultar la escena, provocando risas, asombro y una palpable incomodidad entre los presentes.
El incidente desató una ola de críticas en medios internacionales y comentarios en línea, cuestionando la decisión de exhibir un prototipo sin una estabilidad comprobada.
Sin embargo, Vladimir Vitukhin, director ejecutivo de la empresa desarrolladora, Idol Robotics, defendió el trabajo de su equipo. Vitukhin calificó el percance como un valioso momento de “aprendizaje en tiempo real”.
“Cuando un buen error se convierte en conocimiento y un mal error se transforma en experiencia”, explicó el directivo, enfatizando que el robot “aún se encuentra en fase de pruebas y calibración”.
El ejecutivo insistió en que la caída de AIdol servirá para “fortalecer el sistema de equilibrio e inteligencia motriz” de las futuras versiones, prometiendo que el desarrollo continuará perfeccionándose. De hecho, tras ser revisado y recalibrado, el robot regresó brevemente a interactuar con los asistentes, aunque lo hizo sentado.
Pese al tropiezo, AIdol fue presentado como un avance significativo en la robótica antropomórfica. El modelo destaca por su alto componente nacional, construido en un 77% con piezas rusas, porcentaje que la compañía aspira a elevar al 93% en la siguiente generación.
Entre sus características técnicas se incluyen:
- 19 servomotores que le permiten simular más de una docena de emociones básicas y cientos de microexpresiones.
- Una piel de silicona flexible diseñada para imitar la textura y gestos humanos.
- Una batería de 48 voltios con hasta 6 horas de autonomía.
Vitukhin recalcó el atributo principal de AIdol: la comunicación empática, afirmando que el robot puede “sonreír, pensar y sorprenderse, igual que una persona”.
El accidentado debut ha reavivado un intenso debate sobre el estado real del desarrollo tecnológico ruso en comparación con líderes globales en robótica avanzada, como Estados Unidos (Optimus de Tesla, Atlas de Boston Dynamics), Japón y China.
Expertos en foros especializados señalaron que el incidente subraya la “brecha tecnológica aún existente”. Mientras tanto, en redes sociales, especialmente ucranianas y europeas, el episodio ha sido objeto de memes, con AIdol siendo bautizado irónicamente como “el robot que cayó por la realidad”.
El lanzamiento de AIdol se enmarca dentro del plan tecnológico nacional de Rusia, cuyo objetivo es consolidar una industria de inteligencia artificial y robótica autónoma. La iniciativa busca reducir la dependencia de componentes extranjeros debido a las sanciones internacionales y posicionar al país como un actor relevante en el desarrollo de robots humanoides con IA generativa.
Con información de Milenio
