Lo que debía ser un fin de semana de celebración en la Reserva Natural de Cape Vidal se convirtió en una lucha por la supervivencia para Nicolas Hohls, un joven de 27 años de Sudáfrica. Durante su despedida de soltero, fue víctima de un feroz ataque de dos hienas que lo arrastraron de su tienda de campaña en un intento por devorarlo.
El pasado 30 de agosto, Nicolas, acompañado por su padre y algunos amigos, se encontraba acampando y pescando en un lugar que visitaba desde niño. Tras una cena y unas cervezas, todos se retiraron a sus respectivas tiendas de campaña alrededor de la 01:00 de la madrugada. Media hora más tarde, el descanso de Nicolas se vio interrumpido por el terror. Dos hienas se colaron a su tienda a través de una abertura de apenas 15 centímetros que el joven había dejado para ventilar.
Las hienas actuaron con rapidez. Una se abalanzó sobre la cabeza de Nicolas, mientras la otra se aferraba a su tobillo izquierdo. La boca de uno de los animales se cerró alrededor de su cara. En un instante de pura adrenalina e instinto de supervivencia, Nicolas reaccionó. «Mi cabeza estaba dentro de su boca», relató a los medios locales. «Sabía que tenía que luchar para sobrevivir».
La única opción de Nicolas fue contraatacar. Lleno de desesperación, se zafó de los colmillos de la hiena que le sujetaba la cara, al mismo tiempo que picaba los ojos del otro animal para que soltara su pierna. La brutal lucha duró apenas 60 segundos, una eternidad para él.
Alertado por los ruidos, el padre de Nicolas, Colin Hohls, intervino de inmediato. Al encontrar a su hijo en un charco de sangre, lo subió rápidamente al coche y lo llevó al hospital de Ballito. Tras varios días de tratamiento, Nicolas pudo comenzar su recuperación.
A pesar de las graves heridas, Nicolas Hohls se considera afortunado de estar vivo. Ahora, con su historia publicada en medios internacionales, busca concientizar sobre los peligros de la vida salvaje. Para él, el ataque fue una prueba de que incluso con precauciones, la naturaleza puede ser impredecible y no da segundas oportunidades.
Con información de Milenio
