La Puerta al Mar será el fin de la tranquilidad la preservación ambiental en Punta Allen

La Puerta al Mar será el fin de la tranquilidad la preservación ambiental en Punta Allen

by George Boy

Los habitantes de Punta Allen, comunidad pesquera del municipio de Tulum ubicada en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, están inquietos por el megaproyecto turístico Puerta al Mar, que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) construye en Vigía Chico, al otro lado de la Bahía de la Ascensión, un proyecto que no tiene permisos ambientales, un presagio de destrucción del ecosistema.

El plan contempla una carretera de 54.6 kilómetros desde Felipe Carrillo Puerto hasta el Caribe, cruzando los humedales de Sian Ka’an, además de infraestructura turística: restaurante, estacionamiento con locales comerciales, senderos peatonales, un muelle con mirador y una playa artificial con palapas y camastros. Su nombre oficial es “Camino artesanal Puerta al Mar” y el costo es de 175 mil millones de pesos.

El proyecto se suma a otras obras militares en la región: la estación del Tren Maya de Felipe Carrillo Puerto, el aeropuerto internacional de Tulum, el Hotel Tren Maya dentro del Parque del Jaguar y otra estación ferroviaria en ese mismo municipio.

En un reportaje de Animal Político, se describe la práctica de la captura sustentable de langosta: respetan la veda, devuelven al mar ejemplares pequeños o con huevos y aseguran que, gracias a ello, aún conservan el recurso.

“Nosotros en Punta Allen somos los vigilantes de la reserva”, afirma Víctor Manuel Barrera Córdoba, expresidente de la cooperativa Vigía Chico. “Si fuéramos depredadores ya hubiéramos acabado con langostas, delfines, tiburones, tortugas y manatíes”.

El temor es que el aumento del tráfico de lanchas con el nuevo complejo afecte a las especies marinas y ponga en riesgo sus trampas, instaladas frente a Vigía Chico. A ello se suma la preocupación de que los turistas o el propio Ejército puedan apropiarse de su producto.

Los trabajadores del sector turístico de Punta Allen expresan el mismo malestar. “Aquí tenemos mucha conciencia y nos preocupa la devastación de la selva y de los humedales”, señala una mujer que llegó al poblado en los años 70, quien además teme que el carácter militar del proyecto provoque que la población guarde silencio aunque no esté de acuerdo.

Preocupaciones por turismo masivo

La construcción fue anunciada en octubre de 2023 por la gobernadora Mara Lezama Espinosa como un proyecto de “justicia social para la zona maya”, aunque no se consultó con los habitantes de Punta Allen ni con los de Felipe Carrillo Puerto. Según Lezama, la iniciativa busca atender una “demanda añeja y legítima” de acceso al mar, limitada desde 1986 cuando el área fue declarada reserva y patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

No obstante, defensores del territorio como Wilma Esquivel Pat cuestionan el verdadero destino de la obra. “Me pregunto, para quiénes y para qué abrir este camino, y a quién realmente beneficiará”, advierte.

Obra sin permisos ambientales

El banderazo oficial ocurrió en agosto de 2023, pese a que no contaba —ni cuenta aún— con los permisos ambientales de ley. Para marzo de 2025, la presidenta municipal de Felipe Carrillo Puerto, Mary Hernández, aseguró que había un avance del 80% y que sería entregada en el transcurso del año.

Un recorrido de Animal Político en julio constató que la pavimentación de la carretera no estaba concluida. Hasta ahora sólo se ha levantado una “estación de transferencia” a medio camino y en Vigía Chico permanecen el faro, un sendero y un muelle con mirador.

Obras suspendidas

La construcción se detuvo en noviembre de 2024 tras un bloqueo de ejidatarios de Felipe Carrillo Puerto. Aunque en 2025 tanto la gobernadora como la presidenta municipal han prometido su reactivación, no ha ocurrido. El Ejército no respondió a una solicitud de entrevista de Animal Político.

En el sitio, los manglares lucen quietos, con sargazo acumulado que desprende mal olor. La Manifestación de Impacto Ambiental, aún en evaluación, califica el proyecto como de “bajo impacto”, pero no detalla cómo se construirá la playa artificial de 6 mil metros cuadrados.

Mientras tanto, en Tulum la ocupación hotelera ronda apenas el 60%, afectada por el sargazo y la inseguridad, y en Vigía Chico sólo unas pocas familias locales y pescadores siguen utilizando el muelle.

Con información de Animal Político.

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