Al menos 532 civiles de la minoría alauita han perdido la vida desde el pasado jueves en el noroeste de Siria, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Las muertes ocurrieron en medio de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y elementos leales al depuesto presidente Bashar al Asad, en una región marcada por tensiones étnicas y religiosas.
El conflicto se intensificó tras un ataque de simpatizantes del expresidente contra las fuerzas de seguridad en la ciudad costera de Jableh. En respuesta, las autoridades lanzaron operativos en Latakia, bastión de la comunidad alauita, una rama del islam chiita a la que pertenecen Bashar al Asad y su familia. Según el OSDH, al menos 340 civiles alauitas, incluidos mujeres y niños, fueron ejecutados por motivos confesionales en esta región costera, donde esta minoría representa el 9% de la población.
Además de las ejecuciones, se reportaron saqueos de casas y propiedades. El balance total de fallecidos desde el jueves asciende a 553, incluyendo 93 miembros de las nuevas fuerzas de seguridad y 120 combatientes pro-Asad.
En redes sociales, se han multiplicado los testimonios de crímenes contra civiles alauitas, aunque la agencia AFP no ha podido verificar de forma independiente estas denuncias. Videos publicados por el OSDH muestran decenas de cuerpos apilados en patios de casas, mientras mujeres lloran desconsoladas a su lado. Una activista relató que su madre y hermanos fueron «masacrados en su casa», mientras habitantes de Baniás y Tartús lanzaron llamados urgentes para recibir protección.
Una fuente de seguridad citada por la agencia estatal SANA reconoció que hubo actos criminales «aislados» cometidos por «muchedumbres no organizadas», en represalia por el asesinato de policías y miembros de seguridad a manos de leales al régimen anterior.
Desde la caída de Bashar al Asad el pasado 8 de diciembre, la tensión ha sido constante en la costa mediterránea y sus montañas. Simpatizantes del clan Asad y exsoldados han atacado a las nuevas fuerzas de seguridad. El presidente interino, Ahmad al Sharaa, con un pasado yihadista como líder de Hayat Tahrir al Sham, ha prometido una Siria inclusiva, aunque las facciones bajo su mando no siempre comparten esta visión, según el analista Aron Lund, del centro Century International.
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La situación en Siria sigue siendo crítica, con un panorama de violencia que afecta a diversas comunidades en un país marcado por décadas de autoritarismo y conflicto.
Con información de Excélsior
