Una inusual y alarmante situación movilizó a las autoridades de Cuernavaca, Morelos, después de que un joven de 14 años se presentara en una comisaría local, asegurando ser un sicario involucrado en múltiples crímenes. Lo que inicialmente se tomó como una confesión, resultó ser el síntoma de un problema de salud mental, según confirmaron las propias autoridades.
El hecho ocurrió cuando el menor de edad llegó a las instalaciones de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano de Cuernavaca (SEPRAC) y, en la puerta, se entregó a los agentes, detallando una serie de presuntos actos delictivos, incluyendo tráfico de drogas, posesión de armas largas y varios asesinatos. Su relato, sorprendentemente detallado, llevó a los oficiales a tomar medidas serias.
Ante la gravedad de las afirmaciones, el joven fue puesto bajo la supervisión de un especialista. Durante la valoración psicológica, el adolescente continuó con su narrativa, lo que llevó a las autoridades a contactar a sus padres para entender la situación.
La verdad salió a la luz cuando la madre del joven llegó a la comisaría. La mujer explicó a las autoridades que su hijo padece de alucinaciones y está bajo tratamiento médico. Todo lo que el joven había confesado eran, en realidad, producto de su imaginación, alimentada por su afición a los videojuegos de disparos como Free Fire.
El titular de la SEPRAC, en una conferencia de prensa, confirmó que el menor no había cometido ningún delito real. La historia, que por unas horas generó un estado de alarma, se disolvió como una trágica confusión, resaltando los desafíos de salud mental que enfrentan algunos jóvenes.
Con información de Milenio
