Un acto de profanación, calificado de «insólito e irrespetuoso», ha sacudido a la comunidad católica y a los visitantes de la Basílica de San Pedro. Durante la mañana del pasado viernes, la celebración de la Santa Misa fue interrumpida por un individuo que irrumpió en el sagrado Altar de la Confesión, el mismo lugar donde habitualmente el Papa celebra los oficios litúrgicos, y orinó sobre este.
El suceso, que tuvo lugar alrededor de las 9:00 a.m., dejó atónitos a los cientos de turistas y asistentes que presenciaron el ataque al sitio más emblemático del catolicismo. Testigos describieron con incredulidad cómo el hombre, cuya identidad aún no ha sido confirmada oficialmente, subió los escalones del altar, se bajó los pantalones y cometió el acto de profanación sin mediar palabra.
Según reportes de medios italianos como el Corriere della Sera, la seguridad del Vaticano actuó con rapidez, interceptando al sujeto y retirándolo del lugar de inmediato. La indignación entre los presentes aumentó cuando, de acuerdo con testigos, el hombre hizo un gesto adicional de burla al mostrar sus glúteos a la audiencia mientras era escoltado fuera.
Fuentes cercanas a la Santa Sede han indicado que el Papa León XIV quedó «conmocionado» al ser informado del ultraje. Hasta el momento, la Oficina de Prensa del Vaticano mantiene silencio, sin emitir un comunicado oficial. Persiste la incertidumbre sobre la situación legal del autor del hecho, desconociéndose si ha sido formalmente arrestado o si se le han imputado cargos.
Este incidente se suma a una preocupante cadena de episodios de alteración del orden y protesta en el recinto sagrado. En febrero de este año, otro individuo derribó candelabros tras subir al altar, y en junio de 2023, un ciudadano polaco irrumpió desnudo en el mismo espacio con mensajes escritos en su cuerpo. Tras aquel acto, el Vaticano se vio obligado a realizar un rito penitencial para purificar el altar.
La Basílica de San Pedro, considerada uno de los lugares más sagrados del cristianismo y un punto central de peregrinación global, se ha convertido, debido a su simbolismo y visibilidad, en un objetivo recurrente tanto para actos de protesta como para comportamientos claramente ofensivos y perturbadores.
Con información de Milenio
