Un nuevo escándalo sacude a Apple. Amar Bhakta, un ex empleado de la compañía, ha presentado una demanda en la que acusa a la gigante tecnológica de monitorear de manera intrusiva a sus trabajadores, incluso fuera de sus horas laborales.
Según la demanda, Apple estaría utilizando dispositivos corporativos y las cuentas personales de iCloud para vigilar a sus empleados, violando así sus derechos a la privacidad. Bhakta describe un ambiente laboral opresivo donde los trabajadores son constantemente vigilados, comparando el ecosistema de Apple con un «patio de prisión».
La demanda detalla una serie de prácticas que, según el ex empleado, constituyen una violación a la privacidad: la obligación de usar exclusivamente dispositivos Apple, el acceso de la empresa a datos personales sensibles como correos electrónicos y fotos, y políticas que fusionan la vida laboral y personal de los empleados.
Ante estas acusaciones, Apple ha emitido un comunicado negando categóricamente cualquier práctica de vigilancia indebida. La compañía afirma que sus políticas de empleo están diseñadas para proteger la información confidencial y garantizar un ambiente de trabajo seguro.
Este caso ha desatado un intenso debate sobre los límites entre la privacidad de los empleados y el derecho de las empresas a proteger sus intereses. ¿Hasta dónde puede llegar una compañía a monitorear a sus trabajadores? ¿Y cómo se protegen los derechos individuales en un entorno laboral cada vez más digitalizado?
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El desenlace de esta demanda podría tener un impacto significativo en la industria tecnológica. Si se demuestra que Apple ha violado las leyes de privacidad, otras empresas podrían enfrentar demandas similares. Además, este caso podría impulsar cambios en las políticas de privacidad de muchas compañías y generar un mayor escrutinio sobre las prácticas laborales en el sector tecnológico.
Con información de El Imparcial
