Muere donador de plasma que ayudó a salvar a 2.4 millones de bebés

by Mario Guillermo

James Harrison, conocido mundialmente como el “Hombre del Brazo de Oro,” falleció a los 88 años dejando un legado extraordinario. Este australiano, cuyas donaciones de plasma ayudaron a salvar la vida de 2,4 millones de bebés, murió el pasado 17 de febrero en una residencia para ancianos en la costa central de Nueva Gales del Sur, según informó su nieto, Jarrod Mellowship.

Harrison, nacido en 1936 en Junee, Nueva Gales del Sur, comenzó su admirable camino en 1954, cuando cumplió 18 años. Durante más de seis décadas, realizó 1,173 donaciones de plasma, hasta que en 2018 se retiró debido a su avanzada edad. Curiosamente, este acto altruista fue llevado a cabo por alguien que confesaba no ser fanático de las agujas.

En 2005, recibió un reconocimiento por parte de Guinness World Records como el mayor donante de plasma sanguíneo a nivel global, un logro que lo sorprendió enormemente. A pesar de perder este récord en 2022 frente al estadounidense Brett Cooper, Harrison continuó siendo celebrado por su compromiso inquebrantable y su generosidad. Según su nieto, aunque apreciaba la atención que recibía, Harrison nunca buscó protagonismo, ya que su motivación era puramente altruista.

Las contribuciones de Harrison fueron particularmente significativas gracias a un anticuerpo raro en su plasma, conocido como anti-D, que es crucial en la medicina materno-fetal. Este anticuerpo se utiliza para desarrollar inyecciones que previenen la enfermedad hemolítica del recién nacido, una grave afección en la que el sistema inmunológico de madres Rh negativas ataca los glóbulos rojos de sus bebés Rh positivos.

El Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana recordó a Harrison como un héroe cuya ayuda impactó a miles de familias, ganándose el respeto y cariño de toda una nación. Lifeblood, la agencia encargada de recolectar y distribuir sangre en Australia, también rindió homenaje a Harrison, calificándolo como un hombre de gran corazón que siempre creyó en inspirar a otros para continuar con su misión.

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Aunque solo unas 200 personas en Australia poseen el raro anticuerpo anti-D, estas contribuciones garantizan embarazos más seguros para más de 45 mil madres y sus bebés cada año. El legado de Harrison seguirá vivo, marcando un estándar inalcanzable de generosidad y servicio a los demás.

Con información de Milenio

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