Los sistemas de corales albergan, al menos, una cuarta parte de todas las especies marinas y representan un sitio de reclutamiento para crustáceos, peces y moluscos de importancia comercial –estos sistemas arrecifales permiten completar alguna parte de su ciclo biológico, como apareamiento, cortejo, puesta de huevos, entre otros–. También son la primera barrera de contención frente a fenómenos naturales, como tormentas y huracanes.
“Sin ellos, definitivamente la línea hotelera que hoy tenemos no existiría, porque la energía del mar llegaría con toda su fuerza, y fácilmente arrasaría con todo”, dice Eloy Ramírez Mata, Especialista en Conservación de Corales de Grupo Xcaret.
Sin embargo, estos sistemas se encuentran en peligro prácticamente en todo el mundo debido al cambio climático. Y es que este altera de manera importante el entorno de estos organismos por el incremento de la temperatura oceánica: “Son los aspectos más difíciles de atender por la magnitud que representa. También existen otros aspectos un poco más regionales, como los encallamientos y el manejo de aguas en la región”.
La situación es más crítica de lo que imaginamos. Desde el año 2009 se ha documentado la pérdida de 14% del coral mundial, de acuerdo con el informe “Estado de los arrecifes de coral del mundo 2020”, producido por la Red Mundial de Vigilancia de los Arrecifes de Coral (GCRMN) y publicado por el Programa para el Medio Ambiente de Naciones Unidas (UNEP).
Además, desde inicios del 2023, en al menos 54 países que tienen costas al Pacífico, Atlántico e Índico han pasado estos sistemas por un proceso de “blanqueamiento”, un fenómeno producido por anomalías en la temperatura del agua que provoca una pérdida de las algas que dan a los corales esa apariencia colorida. Estas algas no solo cumplen esa función, sino que ofrecen nutrientes esenciales para que los corales puedan sobrevivir, de acuerdo con un artículo publicado por el sitio la Voz de América con información del Observatorio de Arrecifes de Coral de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). Más del 54% de las zonas de arrecifes del océano del mundo sufren de este fenómeno.
De acuerdo con información publicada por el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de las 45 especies que existen en el Caribe mexicano, la mitad han sido afectadas por este “blanqueamiento» –Grupo Xcaret resguardó algunos ejemplares de especies amenazadas, como la Meandrina meandrites y Dendrogyra cylindrus con el objetivo de preservarlas y reproducirlas–.
En Quintana Roo, según explica Ramírez Mata, se encuentra la segunda barrera arrecifal más grande después de la que se encuentra en Australia. Esta se extiende a lo largo de la costa del estado, de Belice y Honduras: “Son casi mil kilómetros de cresta arrecifal […] Los números en cuanto a salud de los arrecifes son críticos. Hay evaluaciones que dicen que las condiciones y las coberturas de coral que hoy tenemos están muy por debajo de lo que fueron hace 50 años. Entonces hay una alarma, una preocupación a nivel de todos los especialistas, y de los que trabajamos en los sistemas arrecifales”, dice.
En el año 2009, Grupo Xcaret arrancó un programa de conservación de corales en conjunto con el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables, con el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y con la Escuela Nacional de Estudios Superiores, también de la UNAM, en Sisal, Yucatán, con el objetivo de implementar una serie de acciones de restauración en los ecosistemas arrecifales y de producción de corales.
En este laboratorio se reproducen algunas especies mediante técnicas de propagación clonal –a partir de fragmentos de corales–, y también sexual. “Existe una especie en particular que es la Acropora palmata, o cuerno de alce, que está dentro de nuestro programa de conservación, y le damos seguimiento de evento reproductivo año con año. Esta especie se reproduce en el verano, de julio a agosto. Estos eventos reproductivos están asociados con la luna llena. Así que cada verano salimos al mar para monitorear, hacer un registro fotográfico y recolectar gametos […]”. El objetivo también es llevar a cabo procesos de desarrollo embrionario en laboratorio para garantizar el progreso exitoso y obtener nuevos corales.
Algunas especies necesitan de hasta tres años de cuidado dentro del laboratorio antes de regresarlos al arrecife marino. Dentro de este centro también se atienden corales enfermos y se ofrece capacitación al equipo del Acuario Xcaret.
En colaboración con el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables de Puerto Morelos, el departamento de Conservación, Reproducción e Investigación, y el equipo de Acuario Xcaret, se está trabajando en el desarrollo para la implementación de viveros de coral en el mar, que permitirán observar el desarrollo de diferentes especies en condiciones naturales y posteriormente migrarlos al arrecife.