La comunidad de Chetumal se encuentra conmocionada tras el trágico feminicidio de Dulce Yarely, una joven enfermera que presuntamente estaba embarazada. El caso ha despertado una profunda indignación y un llamado urgente a las autoridades para que actúen con firmeza en la aplicación de la ley.
Dulce Yarely mantenía una relación con Edwin, un hombre quien presuntamente al enterarse del embarazo de Dulce, tomó la fatal decisión que resultó en su muerte. Aunque las circunstancias exactas aún están siendo investigadas, una teoría sugiere que Edwin habría actuado por motivos relacionados con el embarazo o un seguro de vida en el que él era el beneficiario.
Según la información que ha circulado, tras cometer el crimen, Edwin intentó huir en una ambulancia, pero no lo logró. Posteriormente, trató de quitarse la vida, sin éxito, y fue trasladado al hospital ISSSTE para recibir atención médica. Finalmente, decidió entregarse a las autoridades por sus propios medios, un acto que no fue resultado de un operativo de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo (FGEQROO), aunque la instancia emitió un comunicado en el que se atribuía la detención como un logro.
El feminicidio de Dulce Yarely ha dejado una profunda herida en la comunidad, especialmente al conocerse que esperaba un bebé. La tragedia ha puesto en evidencia la necesidad urgente de unirse como sociedad para exigir justicia y proteger a las mujeres de la violencia de género.
Activistas y ciudadanos han expresado su enojo no solo por el crimen en sí, sino también por la percepción de que las autoridades no están haciendo lo suficiente para prevenir y castigar estos actos. Hacen un llamado a los representantes de los poderes Ejecutivo y Judicial para que demuestren su compromiso con el pueblo, aplicando la ley de manera firme y sin concesiones.
Este caso, lamentablemente, se suma a una larga lista de feminicidios que continúan ocurriendo en el país. La sociedad exige que la justicia sea pronta y efectiva, para evitar que más mujeres sean víctimas de la violencia de género y para que la memoria de Dulce Yarely no se pierda en el olvido como otra historia amarga que contar.
La ciudadanía está vigilante y espera acciones concretas que pongan fin a esta ola de violencia que está cobrando la vida de mujeres inocentes.