La historia de Paul Baxter, un británico que vivió durante años con un diagnóstico erróneo de cáncer pulmonar, ha dejado perpleja a la comunidad médica internacional. Lo que inicialmente se creyó que era un tumor maligno resultó ser un pequeño juguete que había inhalado cuando era niño.
El caso de Baxter ganó notoriedad tras ser publicado en una revista médica, captando la atención de medios locales e internacionales. Baxter acudió al médico después de sufrir repetidas enfermedades respiratorias. Tras varios estudios, los especialistas le diagnosticaron cáncer de pulmón, un diagnóstico que Baxter aceptó sin cuestionar debido a su historial como fumador.
Sin embargo, los médicos decidieron realizar más pruebas y, en una radiografía, detectaron una masa extraña en uno de sus pulmones. Convencidos de que se trataba de un tumor, programaron una cirugía. La sorpresa fue mayúscula cuando, durante la operación, descubrieron que la masa no era un tumor, sino un pequeño juguete que había estado obstruyendo las vías respiratorias de Baxter.
Según la revista médica, Baxter inhaló el juguete a los seis años de edad y vivió con él en su pulmón durante más de cuatro décadas. Aunque inicialmente no le causó problemas, con el tiempo comenzó a experimentar molestias y enfermedades respiratorias. Los especialistas teorizaron que el cuerpo de Baxter se adaptó al objeto, permitiéndole vivir sin mayores complicaciones hasta que, décadas después, el juguete comenzó a causar problemas.
El objeto se había incrustado en la mucosa del pulmón, provocando constantes infecciones respiratorias. Tras la cirugía, los médicos lograron extraer el juguete y Baxter se recuperó por completo. Al conocer la verdadera causa de sus problemas de salud, Baxter pidió que le devolvieran el juguete y decidió conservarlo como un trofeo, compartiendo la increíble historia con amigos y familiares, quienes quedaron asombrados.
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Baxter recordó que de niño solía jugar con objetos pequeños y metérselos a la boca, aunque no recuerda haber tragado ninguno. Los médicos señalaron que, aunque el cuerpo puede expulsar objetos extraños por sí mismo, en casos como el de Baxter, la situación puede complicarse y causar problemas más graves.
Con información de Heraldo