La crisis política en Corea del Sur se profundiza luego de que el presidente Yoon Suk Yeol fuera prohibido de abandonar el país. Esta medida, impuesta por el Ministerio de Justicia, llega como consecuencia del fallido intento del mandatario de imponer la ley marcial el pasado 3 de diciembre.
La decisión de restringir la libertad de movimiento de Yoon se produce luego de que el presidente intentara, en una acción sin precedentes, tomar el control del Parlamento mediante el despliegue de fuerzas especiales y helicópteros. Sin embargo, los legisladores lograron resistir y obligar al mandatario a derogar su decreto, lo que desencadenó una ola de protestas y críticas a nivel nacional.
A pesar de sobrevivir a una moción de destitución, Yoon enfrenta una creciente oposición tanto en el Parlamento como en las calles. Decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles para exigir su renuncia, acusándolo de intentar un «segundo golpe de Estado».
El líder del Partido Demócrata, Park Chan-dae, denunció que el partido gobernante está intentando aferrarse al poder a través de maniobras ilegales e inconstitucionales. «No importa cómo traten de justificarlo, la esencia permanece intacta: esto es el acto ilegal e inconstitucional de una segunda insurrección y un segundo golpe de Estado», afirmó Park.
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La crisis ha puesto en jaque la estabilidad política de Corea del Sur y ha generado una profunda incertidumbre sobre el futuro del país. Expertos constitucionales advierten que la situación actual es inédita y que no existe un precedente claro sobre cómo debe procederse.
Con información de El Heraldo de México
