El monte Etna, el coloso volcánico que domina la costa este de Sicilia, ha vuelto a captar la atención mundial tras expulsar impresionantes anillos de humo que han adornado el cielo de Catania. Este fenómeno, calificado de «extraordinario» por los expertos, ha generado tanto asombro como preocupación entre los habitantes y la comunidad científica.
Boris Behncke, científico del Observatorio Etneo del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV-OE), compartió en redes sociales que la ocurrencia de estos anillos es rara y difícil de presenciar, lo que ha sorprendido tanto a los locales como a investigadores de todo el mundo.
A pesar de la baja densidad poblacional en las inmediaciones del Etna, los residentes enfrentan desafíos únicos. La «lluvia negra» de ceniza volcánica es una constante cuando el volcán se activa, según relatos recogidos por la BBC. Esta ceniza, al mezclarse con la lluvia, se solidifica en una sustancia similar al cemento, obstruyendo el drenaje, inundando calles y filtrándose en las viviendas.
El Gobierno Mexicano ha advertido sobre los peligros para la salud que implica la exposición a la ceniza volcánica. Los efectos más comunes incluyen irritación respiratoria, dolor de garganta y tos seca. Aunque no es tóxica, la ceniza contiene partículas diminutas de roca que bajo el microscopio se asemejan a vidrio molido, lo que la hace corrosiva e irritante. Las autoridades recomiendan evitar la inhalación y la ingestión de estas partículas para prevenir daños a la salud.
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El Etna no solo es un recordatorio de la impresionante fuerza de la naturaleza, sino también de la delicada coexistencia entre esta y los habitantes de Sicilia.
Con información de Heraldo