ientras la mirada del mundo se centra en la Capilla Sixtina a la espera de la fumata blanca que anuncie al nuevo Pontífice, detrás de esta trascendental experiencia espiritual se despliega un meticuloso y excepcional esfuerzo técnico y humano. La Dirección de Infraestructuras y Servicios de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano coordina, una vez más, los complejos preparativos que aseguran el desarrollo del Cónclave en condiciones de sobriedad y funcionalidad impecables.
Según reveló el ingeniero Silvio Screpanti, subdirector del Área de Infraestructuras del Vatican State, el acondicionamiento de la Capilla Sixtina y la preparación de los alojamientos para los más de 130 cardenales electores involucran a un equipo de más de 60 trabajadores, combinando personal interno y apoyo externo. Carpinteros, electricistas, montadores, técnicos de climatización, herreros, floristas y personal de limpieza trabajan coordinadamente para transformar los espacios en tiempo récord.
La labor abarca desde la emblemática instalación de la estufa que emitirá las históricas fumatas, hasta el sellado de todos los accesos al perímetro del Cónclave para garantizar el aislamiento de los cardenales. Se han adecuado más de 200 habitaciones en edificios como la Domus Sanctae Marthae y la antigua Casa Marta para hospedar a los purpurados. La logística de este año presenta una complejidad adicional debido a la elevada participación, lo que ha exigido nuevas disposiciones y ajustes estructurales para asegurar el correcto desarrollo de las votaciones.
En un lapso de tan solo una semana, los equipos técnicos llevaron a cabo una transformación precisa y discreta de la Capilla Sixtina. Se desactivaron los sofisticados sensores instalados para la conservación de los valiosos frescos de Miguel Ángel, se construyó un suelo técnico elevado que nivela el pavimento cosmatesco original y se dispusieron las mesas y sillas ceremoniales, cuidadosamente revestidas con telas proporcionadas por la Florería vaticana. Paralelamente, se realizó una revisión exhaustiva de los sistemas eléctricos y de climatización, tanto en la Capilla Sixtina como en las áreas de alojamiento de los cardenales.
Durante el transcurso del Cónclave, un equipo esencial de al menos doce personas –electricistas, técnicos de climatización y floristas– permanecerá dentro del perímetro sellado. Todos ellos han prestado juramento de confidencialidad y trabajarán sin ningún contacto con el exterior, garantizando así el secreto del proceso. Este equipo combina la experiencia de veteranos que participaron en Cónclaves anteriores con la energía de técnicos jóvenes que toman el relevo de esta tradición única.
Todo estará dispuesto para que, en la fecha señalada del 7 de mayo, se inicie la solemne Misa Pro eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro. Al concluir la ceremonia, los cardenales electores ingresarán en procesión a la Capilla Sixtina. Una vez pronunciado el tradicional «Extra omnes» («Todos fuera»), dará comienzo oficialmente el Cónclave. Las votaciones se desarrollarán en turnos de mañana y tarde, bajo estrictas normas de secreto, requiriéndose una mayoría de dos tercios para que la elección sea considerada válida, según lo establecido en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis de Juan Pablo II, actualizada posteriormente por Benedicto XVI.
Cuando finalmente se alcance el consenso sobre el nuevo Pontífice, se procederá a la quema de las papeletas de votación. Si la elección es exitosa, el humo blanco que emane de la estufa anunciará al mundo la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica. Detrás de este símbolo ancestral se encuentra también la precisión de la tecnología moderna: un operario permanecerá junto a la estufa, en una sala adyacente, preparado para intervenir en caso de cualquier eventualidad, con acceso remoto al sistema de emisión de humo, que hoy en día se gestiona electrónicamente.
Tras la aceptación del elegido y su anuncio del nombre pontificio, el nuevo Papa se retirará a la conocida como «sala de las lágrimas» para vestir por primera vez la sotana blanca. Allí, en la intimidad, muchos Pontífices a lo largo de la historia han experimentado la profunda emoción al asumir el peso espiritual de su nueva misión.
Minutos después, ante una Plaza de San Pedro expectante, el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, pronunciará el histórico Habemus Papam. Acto seguido, el nuevo Pontífice impartirá su primera bendición Urbi et Orbi, extendiendo su mensaje desde la ciudad de Roma a todo el mundo.
La meticulosa preparación del Cónclave 2025 es un testimonio silencioso pero elocuente del compromiso del Vaticano con la solemnidad y dignidad de sus ritos. En palabras del ingeniero Screpanti, «es emocionante ver la entrega con que cada compañero realiza su tarea; todos somos conscientes de que la Iglesia se muestra al mundo en este momento, y queremos contribuir con profesionalismo y respeto a esa imagen de sobriedad y eficacia que la ocasión exige».
Con información de CNN