La Secretaría de Cultura del gobierno mexicano y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han anunciado acciones legales contra la productora del famoso youtuber estadounidense Mr. Beast tras una filmación realizada en las emblemáticas zonas arqueológicas de Chichén Itzá y Calakmul. Las autoridades acusan al creador de contenido de incumplir los términos del permiso otorgado, utilizando los sitios históricos para la promoción de su marca de chocolates y otros productos comerciales.
En un comunicado oficial, ambas instituciones detallaron que la empresa Full Circle Media S.A. de C.V., responsable de la producción del documental titulado «Mr. Beast, me pasé 100 horas explorando la selva maya», fue notificada el pasado 14 de mayo sobre el inicio del procedimiento jurídico administrativo.
Según el INAH y la Secretaría de Cultura, el permiso original autorizaba la grabación en las zonas arqueológicas de Chichén Itzá, Calakmul, Becán y Chicanná. Sin embargo, las autoridades sostienen que el equipo de Mr. Beast «abusó de la buena voluntad de las instituciones» al utilizar la filmación para realizar un video promocional de su marca de chocolates, Mr. Beast Feastables, así como de otras compañías como Walmart, 7Eleven, Kroger y Albertsons.
«Esto constituye una violación al generar una producción distinta a lo autorizado, con fines comerciales y haciendo uso de los sitios arqueológicos para monetizar con sus contenidos, a través de las plataformas digitales», enfatizaron las instituciones en su declaración.
Esta acción legal surge a pesar de las declaraciones previas del propio Mr. Beast, quien aseguró que su trabajo no infringe la legislación mexicana ni pone en riesgo el patrimonio arqueológico del país. El youtuber manifestó sentirse «sorprendido» por la sanción, insistiendo en que la producción, incluyendo la promoción de sus chocolates, se llevó a cabo con «respeto y profesionalismo».
El caso ahora será remitido a las instancias jurídico-administrativas correspondientes para su análisis y resolución, marcando un precedente sobre el uso de sitios históricos para fines comerciales en la era digital. Este incidente pone de relieve la importancia de respetar los acuerdos y regulaciones al realizar producciones audiovisuales en zonas de alto valor cultural y patrimonial.
Con información de Milenio