COLUMNA INVITADA POR ÓSCAR GONZÁLEZ ORTÍZ
En días pasados, Consulta Mitofsky, la firma demoscópica que dirige Roy Campos —como todas, cuestionada y acusado de hacer encuestas «a la medida», pero aun así la más grande del país— arrojó resultados particulares acerca de las elecciones del 2 de julio de 2024 que no sorprenden mucho en terrenos que conocemos y por ello los consideramos verosímiles, más allá de que sus cifras son básicamente ese lugar común que se dice una «fotografía» del momento, y en la parte que nos atañe como estado dicen mucho sobre la gestión del Tren Maya y de las notables obras de infraestructura turística y de movilidad que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con el fuerte apoyo de la gobernadora de Quintana Roo Mara Lezama Espinosa —la verdadera representante y vocera del presidente acerca de su proyecto insignia, más que la empresa patito de la Secretaría de la Defensa Nacional que lo construye y los funcionarios que han pasado por ahí, incluidos los del Fondo Nacional de Fomento al Turismo—.
Pero, por lo menos, mirando estudios que no son necesariamente excluyentes, observamos que, a nivel nacional, especialmente en las entidades electoralmente más relevantes, las elecciones concurrentes del año que viene muy difícilmente podrán arrojar una mayoría calificada a favor de la Cuarta Transformación y hasta cabrá esperaren extremo, un resultado en la sucesión presidencial bastante sorpresivo. Vamos por partes. Entre la concentración de inversión, el respaldo y operación de la gobernadora Lezama, y los resultados de las constantes gestiones estatales —sobre todo en el sur, que es la puerta de entrada regular del presidente a Quintana Roo— las previsiones electorales para la causa presidencial y las concomitantes son las mejores de México.
«Con casi 80 puntos, Chetumal es la capital estatal de México con más aprobación hacia el presidente de la república (leímos en una nota de Grupo Pirámide), reveló una evaluación hecha por la casa encuestadora Mitofsky. (…)En segundo lugar, se ubicó el municipio de Centro, Tabasco, con 78.5; seguido de Chilpancingo, Guerrero (70); Saltillo, Coahuila (67.5), y en el quinto lugar, Hermosillo, Sonora (67.4). «Mientras que las capitales del país que externaron menor apoyo a la gestión del presidentes fueron Aguascalientes, Aguascalientes (38.8); Toluca, Estado de México (46.2); Morelia, Michoacán (48.2); San Luis Potosí, SLP (48.3) y Mexicali, Baja California (48.9). «Quintana Roo vuelve a destacar en el ranking de municipios más poblados, donde AMLO obtuvo mayor aprobación en el municipio de Benito Juárez, donde según los resultados de la encuestadora, tiene un apoyo del 68.2%. Mientras que en Hermosillo, Sonora, el alcance de su popularidad es de 67.4 seguido de Iztapalapa, Ciudad de México (66.4); Ciudad Juarez, Chihuahua (64.9), y Tijuana, Baja California (63.3)».
La situación no es muy diferente a la que se presentó hace tres años, cuando venía la elección intermedia en la que la Cuarta Transformación no logró las dos terceras partes de los votos necesarios para sacar las reformas constitucionales y acciones legislativas que anhelaba López —como la electoral, en sus planes A y B— , pero ahora comienza a cuestionarse incluso que la ventaja inicial de Claudia Sheinbaum Pardo, su candidata, sea inalterable, pues ni el golpeteo contra su rival opositora Xóchitl Gálvez Ruiz ha conseguido conjurar la amenaza que para los antiobradoristas es una esperanza creciente.
Elección México publica un interesante estudio que, paradójicamente, presenta coincidencias interesantes con el de Mitofsky, pues analiza los estados en los que la fuerza real electoral es superior a aquellos como Quintana Roo, escasamente poblado en términos comparativos, al grado de que pudiera ser que los datos que leemos cotidianamente fueran sesgados a favor de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, incluso sin estar amañados. La muestra en comento presenta, así, una reveladora estadística sobre las preferencia en las entidades más pobladas y electoralmente significativas del país, que mostramos en el orden de candidatos que se presenta: Gálvez, Sheinbaum, Ebrard, García. -Ciudad de México: 49%, 38%, 8%, — -Estado de México: 45%, 32%, 17%, 6% -Jalisco: 60%, 24%, 11%, 6% -Veracruz: 35%, 40%, 12%, 14% -Puebla: 50%, 29%, 16%, 5% -Guanajuato: 59%, 36%, —, — -Nuevo León: 57%, 22%, 15%, 6% -Chiapas: 14%, 68%, 11%, 7% -Michigan: 41%, 33%, 26%, — -Oaxaca: 18%, 75%, 7%, — -Baja California: 46%, 33%, 18%, — -Chihuahua: 43%, 32%, 11%, 14% El estudio se refiere a las preferencias electorales para 2024 por escenarios de participación, pero además de diferenciar por estados y regiones el peso de las preferencias —es decir, verbigracia, un cuestionario en Quintana Roo vale más que en Tlaxcala o Baja California Sur, pero mucho menos que en la Ciudad de México o el Estado de México, que es la entidad que más votos aporta—, sino que toma en cuenta los resultados por alianza y comparativos de elecciones anteriores. El voto por Claudia, por ejemplo, tiene perspectivas de sumar votos casi sin variación con los recibidos por Andrés Manuel en 2018 por la alianza Morena-PVEM-PT, con muy pocos de distinto origen. Desde Juntos Haremos Historia recabaría 33 puntos; de lo obtenido por el panista Ricardo Anaya agregaría solo un punto; del PRI y sus flacos aliados, que postularon a José Antonio Meade, recuperaría otro punto, y del «Bronco» prácticamente no proviene nada. Xóchitl obtendría de quienes votaron en 2018 por López un 10 por ciento de su ganancia; de su correligionario Anaya sostendría 19 puntos porcentuales; de los votos priistas en aquel año conservaría un 13 por ciento de quienes la preferirán y de los seguidores del «Bronco» Rodríguez Calderón tendría un tres por ciento. Los votos de la Cuarta Transformación aportarían el ocho por ciento de los que esperan a Ebrard en 2024; de aquellos que prefirieron a Anaya, el excanciller captaría dos puntos porcentuales de su cosecha. Los demás comparativos son casi insignificantes. De estos sostenimientos o cambios de preferencias electorales, en el supuesto de que todos los estudiados compitieran entre sí, resultaría que Xóchitl Gálvez se impondría por 47 por ciento; Claudia Sheinbaum obtendría 35 puntos; Marcelo Ebrard se llevaría 12 por ciento y, aunque quizá ni compita, porque Marcelo pudiera ser postulado por Movimiento Ciudadano, Samuel García tendría seis por ciento de los sufragios en 2024. No todo es Quintana Roo, ni hay muchos activistas tan delicados —y eficaces— como Mara Lezama en todas partes; tampoco es tan probable una pulverización de votos como la que que favoreció al presidente saliente López Obrador para su entronización hace ya más de cinco años. Está para pensarse. HOMÚNCULOS Son 40, como los principales del hit parade, los diputados seguidores de Marcelo Ebrard en San Lázaro, pero, como los gustos musicales, pueden variar día con día. Tal vez sean capaces de modificarle el presupuesto a López y algunos, los más leales al ex jefe de gobierno capitalino, hasta de abandonar al Morena para seguirlo a cualquier aventura política, mas la mayoría —dicho sea con todo respeto— son perros que ladran, pero no muerden, ya que mientras muestran los colmillos y gruñen feroces juran endeless love to their master. Y dan la papita por huesos o croquetas. Lo más preocupante, para el presidente, es que la unidad de la Cuarta Transformación, al menos por ahora, está fracturada, y su proyecto luce plagado de más chapulines que de chinches supuestamente está infestada la Ciudad Universitaria. GRILLOGRAMA Marcelistas de San Lázaro… No sé si hacen bien o mal Mas los morenos carnales Ya ya para colmo de males Son más chafas que Monreal columnacafenegro@gmail.com