Una tormenta eléctrica desató un voraz incendio forestal a principios de abril en el Parque Nacional Budj Bim, arrasando más de 2,000 hectáreas de bosque de eucaliptos. La tragedia natural ha tenido un desenlace aún más sombrío: la polémica decisión de sacrificar humanitariamente a aproximadamente 750 koalas.
El Departamento de Energía, Medio Ambiente y Acción Climática (DEECA) de Victoria defendió la drástica medida como un acto de compasión. Según la autoridad ambiental, los marsupiales se encontraban en una situación crítica tras la pérdida masiva de su hábitat, sufriendo graves lesiones y desnutrición que les auguraban un sufrimiento prolongado e inevitable.
No obstante, la metodología empleada para llevar a cabo la eutanasia ha encendido la indignación entre grupos de defensa animal y la ciudadanía en general. La utilización de francotiradores disparando desde helicópteros para sacrificar a los koalas ha sido calificada de cruel e innecesaria por numerosos sectores.
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El incendio, provocado por un rayo, destruyó una extensión significativa del bosque de eucaliptos, la principal fuente de alimento y refugio para la población de koalas en la región. Esta pérdida de hábitat dejó a cientos de animales en una situación desesperada, desencadenando un debate nacional sobre la gestión de la vida silvestre en situaciones de desastre natural y la ética de los métodos de eutanasia utilizados. La polémica continúa mientras se evalúan las consecuencias a largo plazo de este trágico evento para la fauna australiana.
